Es mi espacialidad efímera colocada en imágenes hechas con palabras suprimidas.

sábado, febrero 11, 2006

Influencias

Siento que se me ha olvidado hablar de quién soy, sólo he contado algunos acontecimientos que me definen en cierta medida, pero no dejan muy claro cuáles son mis gustos o tendencia política, por ejemplo, de lo cual no discutiré hoy obviamente, porque quiero hablar de poesía, un lugar donde aunque parezca insólito me la paso bien, y es casi lo único que leo en los viajes cotidianos a mi lugar de trabajo y el fin de semana cuando me quedo en cama casi el día entero, además de cuentos que me gusta no pasen de las diez páginas o sino ya todo deja de ser entretenido y los personajes parecen siempre seres obsesivos, llenos de ideas y andanzas que sobrepasan las interacciones reales, lo cual se aleja tanto de la realidad, aburriéndome. Por eso, acá les dejo algo de lo que he estado escribiendo y leyendo...

Recuerdo cuando
me rendí
cuando opté
por los objetos
en reemplazo
de las personas
confiar
en que los materiales
sin vida (inertes)
sin baterías
que duren para siempre
en los aparatos
que aunque no reciban señal
y sean pedazos de cosas
que no gritan
y no sentirán dolor alguno
ni angustia
y que se repliegan
sin renegar
donde se les deposite
Aún así éstos
logran darme
más estabilidad
y confianza que cualquiera.
Es que ¿para qué esperar?

Mejor a éstos que a ellos
los elijo
No les debo estima
o sea les rechazo
y son quienes
me acompañan
y se afectan
diariamente con mi presencia
el bloqueador
no deja pasar la radiación a mi piel,
los sonidos hacen que sepa que
mis oídos funcionan.
Respiro,
respiro siempre
eso también lo sé
y sólo algunas veces
lloro,
mientras los asientos
en los que reposo
sean fríos
quietos
y no me acojan
y no me esperen,
pero soporto
desmintiendo a mi levedad
he insisto en el apego
por los objetos
más que a las personas
en el hormigón
que me aferra al suelo
e ignoro
que los de mi alrededor
toman aliento
porque no son seres
son solo
imágenes levantadas
por el viento.


Y por último un trozo del cuento “Un artista del trapecio”, de Franz Kafka:

.....Su trato humano estaba muy limitado, naturalmente. Alguna vez trepaba por la cuerda de ascensión algún colega de turné, se sentaba a su lado en el trapecio, apoyado uno en la cuerda de la derecha, otro en el de la izquierda, y charlaban largamente. O bien los obreros que reparaban la techumbre cambiaban con él algunas palabras por una de las claraboyas...
A no ser entonces, estaba siempre solitario...

4 comentarios:

Gabriel Mérida dijo...

oye, ese me gustó, mucho.

saludos aquí cuidando a tu hermana y enseñándole a nadar.

y sin rendirse todavía.

G

indemne dijo...

Tengo la sensación de que este personaje (coherente hasta las últimas consecuencias) es bastante más autoreferente de lo que tú misma te atreves a admitir. Está bien, si es que yo no te conociera. Por lo mismo la alusión a "El artista del trapecio" de Kafka, es una suerte de "el psicólogo de la playa", que podría ser obra mía (digo, de mi imaginación. O paranohia. No sé). hay cosas que a veces parecen evidentes, aunque después uno se de cuenta de que se ha equivocado.
Tú escribes bien, muy bien, mejor que yo, pero me gustaría verte salir a explorar en lugar de quedarte en tu propia garganta. Supongo que ahí están instalados los conflictos (entiéndase conflicto como algo que logra robar tiempo de pensamiento y hay que terminar dedicándole reflexiones).
Pese a todo, pese al comportamiento de feria de libros y pese a lo enredado que es todo esto, un beso.

indemne dijo...

En este lugar debía haber ido el mensaje anónimo, ese del que ya te hablé.
Garritas en tu espalda.

Anónimo dijo...

¿Quién eres?