Es mi espacialidad efímera colocada en imágenes hechas con palabras suprimidas.

viernes, diciembre 23, 2005

Personas que están solas

Las personas que estamos solas (hoy estuve con una, por eso el plural) tenemos la oscura premonición de un día pudrirnos sin que alguien se entere de ello en espacios de tiempo.
Ayer, antes de apagar el televisor, prometí terminar una tarea nimia y patética, deseaba seriamente darme una hora para descansar de los rayos catódicos, pero no pude, me rendí a cerrar los ojos hasta la madrugada, pensando en que no era solo eso mi obligación, porque mi aposento parece un reservorio de infecciones en potencia, loza sucia del fin de semana, fotocopias esparcidas por diversos rincones, libros colocados sin orden de materia o alfabético de autor, entre otros, son una serie de elementos que materializan la evidente calidad de pocilga que debe aparentar mi cosa-hogar.
Bueno, hasta he llegado a pensar que la falta de opiniones sobre ello, hacen mantener el desorden, porque los únicos seres vivos aparte de mí en casa, son una menta y unas bacterias de leche llamadas popularmente, pajaritos (se hace yogurt con ellas), y por ellos me preocupo de ellos como si fueran mascotas u algo así, y creo que por esa falta de vida el inconsciente colectivo del ambiente ha producido ideas tan incoherentes como que los objetos alimentados por electricidad producen conocimiento.
Esto se refiere, específicamente a la televisión, la cual volvió a revivir huellas mnémicas de tardes de cine adosadas a mi corteza cerebral, pelis como “el club de los cinco”, “bella en rosa” o “suban el volumen”, lo cual hace fácilmente digerible, “Cinco citas para Lucy”, todas tratan sobre moralejas básicas del tipo “valora lo que siempre has tenido al alcance”, etc, etc, lo cual definitivamente no me importa, porque al ser evidentemente moralejas simples las que dejen y entregarnos metáforas poco elaboradas, no nos piden nada, y menos creer en esperar eso de la vida, por ello para mi son como para otros las novelas rosas o las pelis porno.
Yo me quedo en todo caso, con el rostro de Lucy mientras comete equívocos comprensibles con su “chico para siempre” y hasta de cierta candidez que reluzco en ese instante, me tapo el rostro con el plumón y hasta grito si me da la gana, estoy sola y nadie dirá “ya poh si es una peli no más...”
Y después de la cinta, me dominó el cansancio, y los pensamientos de que no todo había sido perdida de tiempo, porque por lo menos había podido abrir las protecciones de madera de la ventana de mi habitación dejando entrar la luz del comienzo del día. Así descansé hasta las seis de la mañana, cuando me despertaron los rayos solares, los cuales tal vez no fueron un acierto de mi parte, porque no representaban nada del alivio deseado por mi en ese momento, recordaba constantemente las tareas pendientes, y pensaba ¡aún me queda una hora!, la cual fui viviendo de a cuartos, es decir cada 15 minutos miraba el reloj y pensaba por lo menos tendré el tiempo suficiente de sacar el cuerpo de la cama, bañarme, tomar café con leche y caminar al trabajo...
Promesas, mejor dicho obligaciones, acciones ficcionadas para ocupar el tiempo y así no llegar a caer en la cuenta de la falta de ánimos para la emoción producida por inspirar e irradiar (a pesar mío, creo en la llegada de esa sensación).

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